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Actualidad Jachallera » Deporte » 22 ene 2023

orgullo argentino

Los Pumas 7s vencieron a All Blacks en su propia tierra y ahora son campeones

Después de la coronación en el Mundial de Qatar de fútbol, Argentina tuvo otro alegrón de alcance universal: su seleccionado masculino de juego reducido de rugby, Pumas 7s, conquistó el Seven de Hamilton con una enorme victoria, un 14-12 electrizante sobre All Blacks 7s en la propia Nueva Zelanda.


Por:
Redacción ACTUALIDAD JACHALLERA

Nueva Zelanda es el país más icónico del rugby y el más veces campeón de todos los tiempos también en esta especialidad de siete jugadores por equipo. Ganarle una final en su tierra y después de estar perdiendo por 12-0 es un enorme mérito ya no sólo para Pumas 7s, sino también para cualquier otro seleccionado. “Estoy tan feliz, tan feliz. El equipo estuvo trabajando duramente y merecíamos un partido y un torneo como éste. Ganarle a Nueva Zelanda en Nueva Zelanda es escribir historia. Estoy muy feliz”, subrayó ante el público y la televisión Gastón Revol, un referente de este seleccionado. Otro baluarte de la selección, Rodrigo Isgró, expresó, también en un rudimentario inglés, por el que pidió disculpas: “Estoy muy feliz. El partido fue muy bueno. Estoy muy contento por el equipo. Orgulloso de mi equipo”.

Ciertamente no podía estarlo por lo que Pumas 7s había hecho en el primer tiempo de la final, jugada en el célebre aunque pequeño estadio Waikato, de Hamilton. Cuando All Blacks 7s se quedó con un jugador menos por dos minutos por un tackle alto de Joe Webber que sacó de la cancha a Agustín Fraga, el siguiente ataque albiceleste terminó con la pelota en el in-goal neozelandés... después de que sonara el silbato. Con tiempo para maniobrar, Matías Osadczuk había hecho un pase adelante a Marcos Moneta antes de que éste apoyara, y lo que iba a ser un 5-0 para Argentina en seguida pasó a ser un 0-5: Akuila Rokolisoa elaboró una maniobra espectacular, corrió y con un hand-off aguantó la marca de Moneta hasta dejar el balón en el césped. Gran try.

Y al rato Rokolisoa se ocupó de convertir el que consiguió un compañero, Roderick Solo, justo antes del descanso. El 12-0, la localía, el favoritismo, los escasos seis tries que el anfitrión había recibido en cinco partidos en el torneo... todo dejaba escaso espacio para el optimismo albiceleste. Pero esto es deporte, y en el deporte casi todo puede pasar. Los jugadores argentinos se reunieron en una ronda, gritaron y se dieron ánimo. “Sabíamos que el partido iba a ser durísimo. Tuvimos un comienzo malo pero en el descanso hablamos de que debíamos mejorar y lo hicimos”, contaría Revol por los altavoces. En ese círculo, el propio medio-scrum había ordenado olvidarse del referí y del conjunto contrario y concentrarse en el juego propio.

Vaya si lo hicieron. El segundo tiempo fue casi todo argentino. Pumas 7s inclinó la cancha, tuvo la posesión, marcó a presión. En un avance en bloque, el regresado Santiago Álvarez Fourcade se animó a un quiebre, se filtró y se zambulló entre los palos al minuto de acción: 7-12 tras el gol de Santiago Vera Feld. Siguió intentando el visitante y al abrir la pelota hacia la punta izquierda encontró a su máxima figura: Moneta, que no estaba teniendo un buen desempeño en la final, sobre todo en la defensa, sacó a relucir su habilidad, corrió, invadió el in-goal y se fue todo lo al centro que pudo. La conversión de Tobías Wade puso al frente a Argentina, 14-12. Quedaba algo más de un minuto hasta el bocinazo.

Y entonces, a sufrir. A Nueva Zelanda le quedaba una bala. Debía cuidar la pelota sin caer en los knock-ons que caracterizaron un partido lleno de presión. Argentina cometió un par de infracciones que demoraron la construcción ofensiva del cuadro negro y sonó la chicharra. Lo que sucediera iba a ser lo último del certamen.

El desenlace fue como escrito por Alfred Hitchcock. Primero, lo previsible: All Blacks 7s atacando, con criterio, sin desesperarse, preparando la situación para resolver cuando el mapa de la jugada lo permitiera. Luego, el plot point, el elemento tensionante: creadas las condiciones, fue a fondo por la izquierda, y eligió un rastrón para que Brady Rush apoyara a la carrera. Los neozelandeses festejaron, se sentían campeones. Isgró se quejaba. El árbitro portugués Paulo Duarte pidió revisión en el TMO.

Y por último en el libreto, la sorpresa, la disrupción, el desenlace inesperado. Hubo que mirar varias veces en el monitor la acción. La pelota se escapó de la mano derecha de Rush, pero el antebrazo siguió en contacto con ella y la apoyó. Los referís entendieron que en algún momento el balón se separó de la extremidad del jugador atacante y por eso cobraron knock-on. Los festejos dejaron de ser negros y se vistieron, eufóricos, de celeste y blanco.

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