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para tener en cuenta

Con una muestra de sangre se podría detectar el Alzheimer de manera precoz

Cuando se diagnostica Alzheimer en una persona, los médicos se basan en signos y síntomas que aparecen cuando la enfermedad ya produjo daño cerebral. Es por eso que se investiga para contar con herramientas que permitan detectar este trastorno neurodegenerativo antes de que comiencen los signos característicos.


Se considera que los “marcadores biológicos” o biomarcadores ofrecen una de las vías más prometedoras para hacer un diagnóstico más temprano. En los Estados Unidos y Suecia, un grupo de científicos dio un paso adelante en esa dirección. Desarrollaron una prueba para detectar un nuevo marcador de la neurodegeneración del Alzheimer a partir de una muestra de sangre.

Los investigadores pertenecen a la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, y la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, entre otras instituciones; y han difundido los detalles del test para detectar el marcador de la neurodegeneración en una muestra de sangre a través de un reporte publicado en la revista especializada Brain.

El biomarcador se llama “tau derivado del cerebro”, o BD-tau. Según los investigadores, este marcador supera los resultados de las actuales pruebas de diagnóstico en sangre utilizadas para detectar clínicamente la neurodegeneración relacionada con el Alzheimer.

Además, informaron que es específico para la enfermedad de Alzheimer y se correlaciona bien con los biomarcadores de neurodegeneración de la patología en el líquido cefalorraquídeo.

“En la actualidad, para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer es necesario realizar pruebas de neuroimagen”, explicó el doctor Thomas Karikari, autor principal y profesor adjunto de Psiquiatría en Pitt. Y agregó: “Esas pruebas son caras y se tarda mucho en programarlas, y muchos pacientes, incluso en los Estados Unidos, no tienen acceso a escáneres de imagen por resonancia magnética y tomografía por emisión de positrones o PET. La accesibilidad es un problema importante”.

En la actualidad, para diagnosticar esta enfermedad, los médicos utilizan las pautas establecidas por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento y la Asociación de Alzheimer, en 2011. Estos modelos exigen la detección de tres componentes distintos de la patología: la presencia de placas amiloides, ovillos de tau y neurodegeneración en el cerebro. Su registro se realiza por imágenes o mediante el análisis de muestras de líquido cefalorraquídeo.

“Lamentablemente, ambos enfoques adolecen de limitaciones económicas y prácticas”, señalaron los investigadores en un comunicado. Eso impone la necesidad de desarrollar biomarcadores cómodos y fiables en muestras de sangre. Es decir, se requieren herramientas que sean mínimamente invasivas y que impliquen menos recursos para que pueda ser accesible para toda la población.

El desarrollo de herramientas sencillas que detecten signos de Alzheimer en la sangre, sin comprometer la calidad, es un paso importante para mejorar la accesibilidad, afirmó el doctor Karikari. “La utilidad más importante de los biomarcadores sanguíneos es mejorar la vida de las personas y mejorar la confianza clínica y la predicción del riesgo en el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer”, agregó.

Los métodos actuales de diagnóstico sanguíneo pueden detectar con precisión anomalías en la beta amiloide plasmática y la forma fosforilada de tau, que son dos de los tres parámetros necesarios para diagnosticar con seguridad el Alzheimer.

Pero el mayor obstáculo para aplicar las pautas establecidas en 2011 a las muestras de sangre radica en la dificultad de detectar marcadores de neurodegeneración específicos del cerebro y no influidos por contaminantes potencialmente engañosos producidos en otras partes del organismo.

Por ejemplo, los niveles sanguíneos de neurofilamentos ligeros, un marcador proteínico del daño de las células nerviosas, se elevan en la enfermedad de Alzheimer, el Parkinson y otras demencias. Eso los hace menos útiles cuando se intenta diferenciar la enfermedad de Alzheimer de otras afecciones neurodegenerativas. Por otra parte, la detección de tau total en la sangre resultó ser menos informativa que el seguimiento de sus niveles en el líquido cefalorraquídeo.

Al aplicar sus conocimientos de biología molecular y bioquímica de las proteínas tau en distintos tejidos, como el cerebro, Karikari y su equipo (junto a colegas de la Universidad de Gotemburgo, Suecia), desarrollaron una técnica para detectar selectivamente la BD-tau. Así se evita detectar a las proteínas “big tau” flotantes producidas por células ajenas al cerebro.

Para eso, diseñaron un anticuerpo especial que se une selectivamente a la BD-tau. Es fácilmente detectable en la sangre. Validaron su ensayo en más de 600 muestras de pacientes de cinco cohortes independientes, incluidas las de pacientes cuyo diagnóstico de enfermedad de Alzheimer se confirmó tras su fallecimiento. También incluyeron muestras de pacientes con deficiencias de memoria indicativas de la enfermedad en fase inicial.

Las pruebas demostraron que los niveles de BD-tau detectados en muestras de sangre de pacientes con Alzheimer mediante el nuevo ensayo coincidían con los niveles de tau en el líquido cefalorraquídeo y distinguían con fiabilidad esta patología de otras enfermedades neurodegenerativas.

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