Por: Redacción Actualidad Jachallera
En Jáchal, dos causas penales avanzaron por la vía del juicio abreviado y concluyeron con resoluciones diferentes. Aunque en ambos casos los acusados admitieron su responsabilidad y recibieron condenas, solo uno de ellos quedó detenido. Las particularidades de los delitos, el nivel de violencia ejercida y la valoración judicial sobre el riesgo para las víctimas fueron determinantes para el resultado final.
El caso más grave tuvo como protagonista a un comerciante jachallero de apellido Soria, de 52 años, quien este lunes quedó en la mira de la Justicia luego de un episodio de violencia ocurrido en una vivienda de calle José Hernández, casi esquina San Juan, en la villa cabecera del departamento.
La intervención policial se dio a partir de una denuncia radicada por su esposa, quien—según relataron desde la investigación—había descubierto mensajes comprometedores que evidenciaban un romance extramatrimonial del hombre con una joven. Al enfrentar a su marido y exigir explicaciones, la discusión se transformó rápidamente en un violento ataque.
De acuerdo a las primeras versiones, Soria se ofuscó por los reproches y la agredió físicamente, provocándole lesiones. En medio de la confrontación, también la expulsó del hogar y la amenazó con una frase que la dejó aterrada: “Si te veo en la casa te voy a matar”. La contundencia de sus palabras, sumada al estado en el que quedó la mujer, motivaron que buscara ayuda de inmediato.
La denuncia activó el protocolo judicial: la Policía dio intervención al fiscal Gastón Salvio, de la UFI Norte, quien solicitó al juez de turno la orden correspondiente. Horas más tarde, efectivos de la Brigada de Investigaciones de la UFI del Norte allanaron el domicilio y el local comercial de Soria. No solo lograron detenerlo, sino que también encontraron un revólver, lo que agravó aún más la situación procesal del comerciante.
El acusado quedó imputado provisoriamente por lesiones leves agravadas por el contexto de violencia de género y violencia intrafamiliar, amenazas agravadas y tenencia de arma de fuego, tres figuras que en su conjunto dibujan un escenario complejo para la víctima, que declaró temer por su vida.
Ya ante la Justicia, Soria aceptó su responsabilidad y pactó un juicio abreviado, mecanismo que agiliza el proceso cuando el imputado admite los hechos. La jueza interviniente homologó el acuerdo y dictó condena.
Sin embargo, pese a la gravedad de los delitos, la resolución no incluyó prisión efectiva: la pena impuesta resultó de ejecución condicional, lo que implica que el hombre seguirá en libertad, aunque bajo estrictas reglas de conducta. Entre ellas, rige una prohibición de acercamiento hacia la víctima y el compromiso de cumplir con todas las medidas fijadas por el tribunal.
Mientras que en la otra causa abreviada tramitada en paralelo el acusado sí quedó detenido, el caso Soria plantea un contraste que vuelve a poner en discusión cómo se mide el riesgo en contextos de violencia de género y qué elementos pesan en la valoración judicial al momento de definir la modalidad de cumplimiento de una pena.
En este episodio, las lesiones, la amenaza explícita y la presencia de un arma de fuego configuraron un cuadro de alto peligro, pero aun así el imputado obtuvo una condena condicional. La mujer, por su parte, permanece bajo resguardo y con medidas de protección vigentes, mientras que la UFI Norte continúa supervisando el cumplimiento de las disposiciones judiciales.