Cuando se habla de terremotos en San Juan, los argentinos suelen evocar dos tragedias que quedaron grabadas en la memoria colectiva. La primera, la noche del 15 de enero de 1944, no solo por su poder devastador, sino también porque entre los escombros y la solidaridad emergió uno de los capítulos más significativos de la historia política del país: fue en una colecta solidaria para las víctimas donde se conocieron Juan Domingo Perón y Eva Duarte. La segunda, más cercana en el tiempo, es la del 23 de noviembre de 1977, que arrasó con Caucete y sumó un desastre natural a la ya profunda crisis económica y social provocada por la dictadura militar. Sin embargo, pocos recuerdan que hubo un tercer sismo, ocurrido el 27 de octubre de 1894, considerado el de mayor magnitud registrado en el territorio argentino.
El 15 de enero de 1944, a las 20:52, un movimiento telúrico con intensidad IX en la escala de Mercalli modificada derrumbó el 80% de las construcciones de la ciudad de San Juan. Fue el más destructivo en la historia argentina. La catástrofe dejó un saldo estremecedor: alrededor de 9.000 personas fallecidas, cientos de desaparecidos y una ciudad convertida en ruinas.
La magnitud del desastre generó una ola de solidaridad nacional sin precedentes. Desde todos los rincones del país se organizaron colectas, festivales y campañas para asistir a los sanjuaninos. En una de esas actividades, un festival artístico a beneficio realizado el 22 de enero en el Luna Park, se cruzaron por primera vez el entonces coronel Juan Domingo Perón y la actriz Eva Duarte, un encuentro que cambiaría el curso de la política argentina.
De aquella tragedia también surgieron testimonios periodísticos que hoy son documentos históricos. El periodista Alfredo Varela fue uno de los primeros en llegar a la zona del desastre y narró con crudeza la desolación y la esperanza de los sobrevivientes. Entre sus crónicas más recordadas figura la entrevista a Francisco Carrizo y Dolores Campos, ambos de 73 años, quienes le contaron que ya habían sobrevivido a otro terremoto, ocurrido medio siglo antes: el de 1894.
A diferencia de los de 1944 y 1977, el terremoto del 27 de octubre de 1894 ha quedado casi borrado de la memoria popular, pese a haber sido el de mayor magnitud registrado en la historia argentina. Su epicentro se ubicó en el noroeste de la provincia de San Juan y sus efectos se sintieron en La Rioja, Catamarca, Córdoba, San Luis y Mendoza.
Las crónicas de la época relatan que pueblos enteros quedaron destruidos y que las ondas sísmicas llegaron incluso a Buenos Aires, donde los edificios altos se balancearon levemente. No existen registros precisos de víctimas, pero los daños materiales fueron enormes para una provincia que en aquel entonces tenía una infraestructura precaria y dependía casi exclusivamente de la agricultura.
El matrimonio Carrizo-Campos, entrevistado por Varela en 1944, fue uno de los pocos testimonios vivos que dieron cuenta de ese lejano cataclismo. Su relato permitió reconstruir parte de un episodio que, a pesar de su magnitud, quedó eclipsado por las tragedias más recientes.
El 23 de noviembre de 1977, a las 6:23 de la mañana, otro sismo sacudió los cimientos de San Juan. El epicentro fue Caucete, una ciudad ubicada a 28 kilómetros de la capital provincial. El terremoto alcanzó una intensidad IX en la escala de Mercalli y sorprendió a la población al inicio de la jornada.
Aunque la magnitud fue menor que la de 1944, las consecuencias fueron graves: 65 personas murieron, 284 resultaron heridas y más de 40.000 quedaron sin techo. Las redes de riego, drenaje y energía eléctrica quedaron destruidas, y la infraestructura ferroviaria y vial sufrió daños severos.
En medio del dolor, el entonces dictador Jorge Rafael Videla visitó la zona tres días después del desastre, acompañado por el gobernador militar Vicente Lombardi. Su presencia estuvo marcada por la tensión: un vecino logró acercarse pese al cordón de seguridad y le preguntó si un argentino podía hablar con el presidente. La incomodidad del dictador fue evidente. Más tarde, en una conferencia de prensa, Videla prometió ayuda para la reconstrucción y pronunció su típica arenga vacía: “Todos los argentinos debemos luchar por el país, aún en momentos de desgracia”.
San Juan ha sido escenario de los tres terremotos más significativos de la historia argentina: 1894, 1944 y 1977. Tres fechas que no solo marcaron la geografía de la provincia, sino también la historia política, social y humana del país.
De la devastación surgieron historias de solidaridad, resistencia y reconstrucción. Cada movimiento sísmico dejó huellas profundas, no solo en la tierra, sino también en la memoria colectiva de los sanjuaninos, quienes aprendieron a convivir con el temblor como parte de su identidad.
Con información de Infobae
