Lo nuestro, lo que habitamos, lo que construimos cada día, lo que es parte de la idiosincrasia jachallera. Todo eso representa la Confitería y Agencia de Quiniela Garcés. Un lugar de ensueños y vida que está más vigente que nunca. Casi en sus jóvenes cien años, ese lugar toma relevancia nacional. Se funde en la trama cultural de Jáchal para quedar en las conciencias de los habitantes de San Juan.

La significación histórica de la Confitería Garcés es un hecho sin precedente no solo para Jáchal sino también para San Juan. Fue la única confitería – bar de toda la provincia que se eligió para ser parte de una vasta lista de lugares icónicos para la cultura de nuestra provincia. Garcés figuró su estirpe cultural junto al Auditorio Juan Victoria, Biblioteca y Museo Casa Natal de Domingo F. Sarmiento, Bodega y Museo Graffigna, entre otros. No es poca cosa saber que entre tantos sitios tan famosos para la vida de los sanjuaninos está la confitería jachallera.

Si bien es cierto que La Comisión Nacional de Monumentos aún no declara a la Confitería oficialmente como monumento, está observándola. Sino no hubiese participado de estos importantes días de los patrimonios nacionales. El proceso es largo. Pero para nada imposible. Solo basta abrir la puerta del lugar y saber que José Luis o Silvia Garcés te reciben para ofrecerte un café con tortitas jachalleras. Entrar a la confitería es saber que se viajará en el tiempo. El olor a café añejo te invade y te impregna de recuerdos. De personajes que jugaron a la generala. O que probaron suerte con alguna apuesta de quiniela. Todo es arte ahí adentro. Basta con apoyarse en su barra o pedir un caramelo en su caramelera antigua y dulce.

En este lugar, sus dueños le vendieron el boleto al ganador, al jachallero que apostó por los números 01 - 03 - 04 - 15 - 24 – 39, de la "Tradicional La Segunda", y que obtuvo un monto total de $29.811.899,12.

La Confitería abrió sus puertas en septiembre del año 1928. El año pasado cumplió 90 años de vida ininterrumpida, cuenta José Luis y Silvia, los hermanos Garcés, tercera generación de dueños.

Generaciones de público pasaron alguna vez a beber algo caliente por ahí. Algunos de ellos seguramente ya no están en este mundo, pero para eso también está ese espacio. Garcés guarda los recuerdos de casi cien años de historia jachallera. Sus paredes, su techo y su patio son la capsula del tiempo de una porción de San Juan. De un pueblo que atesora con orgullo sentarse a esperar pasar las horas saboreando una torta al rescoldo.

Garcés es un lugar de encuentros. De caricias a nuestra realidad. Es un orgullo jachallero. Es, para siempre, una marca histórica de nuestro ser.