Caminar, andar, ir y volver; sacar la cabeza para respirar aire que renueva, mirar a los ojos, abrazar fuerte, emocionarse. Llorar porque no salió nada y también porque salió todo. En fin: el odio jamás venció nuestras emociones más viscerales y genuinas.

Fue un año netamente centrado en la economía y en las precarias situaciones que muchos sectores debieron pasar. El balance de muchos estará enfocado en ese aspecto de este 2018. Con justa razón hubo y hay críticas a un sistema que no da en la tecla. Pero aun así entiendo que jamás el poder nos quitó las ganas, al contrario, nos hizo más fuerte.

Las ganas de estar más fuertes son para enfrentar aquellas llamadas adversidades de la vida; las enfermedades, las peleas, las injusticias sociales, los desamores, los desempleos, las lágrimas, los olvidos, los femicidios, los abusos, los anticulturas, la contaminación provocada por irresponsables vende suelos y sus amigos cómplices.

Ganas también para enfrentar a los odiadores, a los que ya no tienen ganas de nada, a los religiosos no tan religiosos, a los amantes de las grietas, a los que defienden la vida por un lado y también piden pena de muerte.

Tenemos las ganas intactas queridos lectores. Porque el amor siempre triunfa. Parece un mensaje banal y enlatado, pero no lo es.

Mientras la temperatura sube en el living de casa, aquí en Jáchal, todo es más claro:

Las estructuras siempre estuvieron ahí. Los artefactos siempre estuvieron ahí. Las manos de algunos políticos sosteniendo bolsas de asistencialismo por un solo día a los pobres siempre estuvieron ahí. Este 2018 siempre estuvo ahí.

Las luchas de las mujeres por los derechos de -todes- siempre estuvieron ahí. Todo, aunque no lo miramos estuvo ahí. Y también las ganas: la de salir y gritar que no vencerán a los pueblos que no duermen y que despiertan al amanecer.

Este año escribí lo que quise. Porque este medio me lo permitió y confió en mí. Subsistimos a la vorágine de tener algo que decir siempre para ustedes. Quedó mucho afuera, pero nada de esto es posible sin ustedes.

Les doy las gracias por elegir este espacio cada miércoles. Por las miles de lecturas que me y nos regalaron. Sobre todo por las críticas.

Como dijo alguna vez el poeta chileno Nicanor Parra: yo también digo cosas por decir, cada uno teoriza por su lado.

Buen 2019 para ustedes.