El fútbol de San Juan amaneció este jueves con una noticia que sacudió profundamente a la comunidad deportiva: la muerte de Ronaldo Arias, un joven jugador del Club Sportivo Peñarol, conmovió al ambiente futbolero local. Con solo 20 años, Arias falleció de forma repentina tras haber estado en buen estado de salud y con la autorización médica correspondiente para realizar actividad física, pese a una afección cardíaca preexistente.

El joven, que venía siendo monitoreado por profesionales de la salud, llevaba una vida normal y se encontraba entrenando con el equipo de Chimbas sin mayores inconvenientes. “Ayer estuvo con los chicos como un día normal”, expresó una fuente cercana al club al Diario Huarpe, visiblemente afectada por la inesperada pérdida.

Fue durante la mañana de este jueves que su entorno familiar intentó despertarlo para que se preparara para ir a trabajar. Al no obtener respuesta, rápidamente se encendieron las alarmas. Lamentablemente, ya era tarde. Las primeras averiguaciones médicas apuntan a que el deceso se produjo por un ataque cardíaco.

Desde la institución de Chimbas, donde Ronaldo jugaba como delantero, expresaron su dolor en un sentido mensaje difundido por redes sociales, donde lo despidieron con palabras cargadas de afecto y profundo pesar. Además, como muestra de respeto y acompañamiento a la familia en este duro momento, la comisión directiva de Peñarol resolvió suspender todas las actividades deportivas que estaban previstas para este jueves.

La noticia generó una oleada de tristeza entre sus compañeros, entrenadores y la comunidad futbolera en general, que aún no puede comprender cómo un joven lleno de vida, que luchaba por su lugar dentro del fútbol sanjuanino, se fue de forma tan inesperada.

“Este no es momento de declaraciones, solo de acompañar en silencio”, remarcó una voz autorizada dentro del club, agradeciendo a la prensa y a los hinchas la discreción con la que se está manejando la situación.

Ronaldo Arias deja no solo una profunda huella en el corazón de Peñarol, sino también en todos aquellos que lo conocieron y compartieron con él la pasión por el fútbol. Su partida enluta al deporte local y deja una pregunta sin respuesta en el aire: cómo se apaga tan temprano una vida que todavía tenía mucho por recorrer.