La noticia más triste llegó este miércoles por la tarde-noche: falleció Doña Lucía, más conocida como La Tremenda, la mujer que conquistó las redes sociales con su humildad, su alegría desbordante y esa picardía entrañable que solo ella sabía transmitir. Su partida fue confirmada por su inseparable amigo, Mario Argañaraz, quien durante todo este tiempo la acompañó de cerca en su internación y compartió con miles de seguidores cada etapa de su vida, tanto en la salud como en la enfermedad.

"Acaba de fallecer Lucía, La Tremenda. Se fue con una sonrisa. Gracias a todos por amarla", escribió Mario, visiblemente conmovido, anunciando el final de una historia que ya es leyenda en Catamarca y mucho más allá. Oriunda de Tinogasta, Doña Lucía era más que un personaje viral: era el reflejo de una generación de mujeres luchadoras de pueblo, sencilla, con los pies en la tierra y el corazón enorme.

En redes sociales, sus videos junto a Mario fueron durante años una fuente de ternura, carcajadas y enseñanzas. Desde su cotidianeidad en el interior profundo de Catamarca, hasta sus escapadas al monte en busca de leña, todo era motivo de conexión con un público que no tardó en adoptarla como la abuela de todos.

“Doña Lucía hoy es un ejemplo de mujer, esa mujer catamarqueña, del interior profundo y muy sufrida. Hoy Doña Lucía es la abuela de los catamarqueños”, expresó Mario con emoción, recordando no solo su rol como figura viral, sino como símbolo de una identidad que muchas veces no tiene voz ni pantalla.

Hace algunas semanas, Doña Lucía sufrió un accidente que obligó a su traslado desde Tinogasta a la Capital de Catamarca. Fue internada en el Instituto Médico de la Comunidad, donde fue operada de las caderas. Si bien al principio había mostrado signos de recuperación, con el correr de los días su estado se fue deteriorando. A principios de junio fue ingresada a terapia intensiva por un cuadro de insuficiencia renal e hipertensión arterial, y desde entonces fue sometida a sesiones de diálisis.

A pesar de su delicado estado, Doña Lucía seguía transmitiendo su energía. El 16 de mayo, en comunicación con Radio Nacional Jáchal, Mario habló desde el hospital y puso al aire a La Tremenda, quien envió saludos especialmente para el pueblo jachallero, donde sus videos solían viralizarse y era muy querida.

La despedida generó una ola de mensajes de dolor y cariño en las redes, donde miles de personas agradecieron su vida y su presencia luminosa. Porque si algo le sobraba a La Tremenda, era eso: luz. Alegría genuina. Y una dignidad hecha de silencio, trabajo, esfuerzo y amor. El apodo le quedaba corto. Doña Lucía era tremenda, sí, pero también era enorme. En su humildad, se hizo gigante. En su sencillez, se volvió inolvidable.

Hasta siempre, Doña Lucía. Gracias por tanto.