en el Vaticano
León XIV asumió el papado con un fuerte llamado a “construir un mundo donde reine la paz”
El papa León XIV hizo un llamado este domingo a construir una Iglesia unida que actúe como “fermento para un mundo reconciliado” y denunció “un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres”, durante la solemne misa que marcó el inicio oficial de su pontificado ante una multitud de más de 200.000 fieles y líderes mundiales.
Redacción Actualidad Jachallera
“Quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”, declaró el primer pontífice estadounidense de la historia durante una emotiva ceremonia en la Plaza de San Pedro. Asimismo, llamó a “construir un mundo nuevo donde reine la paz”.
Con la presencia de unas 200 delegaciones internacionales, incluyendo al vicepresidente estadounidense JD Vance, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky y varios mandatarios latinoamericanos, León XIV recibió los emblemas papales: el palio, una prenda que pende de los hombros y luce sobre la casulla, y el Anillo del Pescador, que se forja de manera especial para cada pontífice.
El nuevo obispo de Roma, de 69 años, se mostró visiblemente emocionado durante la imposición del Anillo del Pescador, momento que quedó aliviado por el aplauso de los miles de fieles y autoridades presentes. El papa observó detenidamente el anillo y luego juntó sus manos en oración, como si en ese instante tomara plena conciencia del peso de liderar una iglesia con 1.400 millones de fieles.
“Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría”, confesó el pontífice durante su homilía, pronunciada principalmente en italiano.
El papa nacido en Chicago y nacionalizado peruano confirmó la orientación social que pretende dar a su pontificado, tras haber elegido su nombre en honor a León XIII (1878-1903), padre de la doctrina social de la Iglesia, quien denunció la explotación de la clase obrera a finales del siglo XIX.
“En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres”, lamentó.
Esta clara denuncia de las desigualdades económicas subraya la continuidad con algunos elementos del pontificado del papa Francisco, aunque con un estilo más formal, evidenciado por su decisión de llevar la tradicional capa roja papal (mozzetta) para recibir a las delegaciones oficiales, un detalle que ha complacido a los sectores más tradicionalistas de la Iglesia.
“Nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela!”, exclamó durante su homilía.
ceremonia, siendo esta su primera aparición en el vehículo emblemático. Saludó a la multitud, que aplaudía entusiasmada mientras ondeaba banderas y capturaba el momento con sus teléfonos móviles.
Estados Unidos, país natal del pontífice, estuvo representado por el vicepresidente JD Vance, converso al catolicismo en 2019, y el secretario de Estado Marco Rubio, de origen cubano y también católico. Vance, sentado en primera fila, protagonizó uno de los momentos más comentados al levantarse para estrechar la mano del presidente ucraniano Volodimir Zelensky en un gesto de distensión tras su tenso encuentro de febrero en el Despacho Oval.
La doble nacionalidad del pontífice quedó patente en la disposición protocolar: las delegaciones de Estados Unidos y Perú ocuparon lugares preferentes en la ceremonia. La presidenta peruana Dina Boluarte encabezó una nutrida representación latinoamericana que incluyó a los presidentes Gustavo Petro de Colombia, Daniel Noboa de Ecuador y Santiago Peña de Paraguay.
Entre los asistentes europeos destacaron los reyes de España, Felipe VI con uniforme de gala y la reina Letizia vestida de blanco con mantilla, en virtud del privilegio que ostentan algunas reinas de países católicos. También asistieron la primera ministra italiana Giorgia Meloni, el nuevo canciller alemán Friedrich Merz y numerosos jefes de Estado y gobierno europeos.