para tener en cuenta
¿Cómo proteger el cerebro del Alzheimer y fortalecer la memoria, según la neurociencia?
Lucía Crivelli, Jefa de Neuropsicología en Adultos de Fleni, doctora en Psicología con orientación en Neurociencia Cognitiva Aplicada, abordó la prevención y comprensión del Alzheimer y destacó la influencia de los estilos de vida sobre esta enfermedad neurodegenerativa. Compartió una visión más amplia sobre cómo mantener la salud cerebral a través de un enfoque que combina ejercicio mental, físico y una vida social activa.
Redacción Actualidad Jachallera
La Dra. Crivelli, quien además es investigadora del CONICET, destacó cómo la extensión de la vida de las personas ha cambiado la prevalencia de enfermedades como el Alzheimer: “La prevalencia se ha incrementado con el aumento de la expectativa de vida, la demencia es una enfermedad cuya prevalencia se vuelve exponencial a medida que uno envejece. Por ejemplo, entre los 50 y los 63 años, la prevalencia de la demencia no llega al 10%. Pero después de los 80 años este número llega al 25%”, destacó.
La especialista desmitificó la idea de que la genética es predominante en el desarrollo del Alzheimer, e hizo hincapié en el estilo de vida. Crivelli explicó: “El Alzheimer tiene una carga genética mínima. Es mucho más riesgoso fumar o haber fumado que tener un padre o una madre con Alzheimer para tener Alzheimer“.
Además, destacó la relevancia que tuvo para el conocimiento de las habilidades cognitivas un estudio como el realizado con taxistas en Londres y su impacto en la prevención del Alzheimer: “Lo que encontraron es que las personas que se convertían en taxistas tenían no solamente una memoria visual más desarrollada por haberla ejercitado durante años, sino también esta área, que es el hipocampo, que es como un caballito de mar que está en el medio del cerebro, era más grande y más concentrada. Se los siguió después de muchos años y se encontró que la prevalencia del Alzheimer en los taxistas era mucho menor”.
Además, Crivelli compartió una experiencia local realizada con mozos de un conocido bar de Buenos Aires. Un grupo de personas se sentó a una mesa y cada uno pidió diferentes cosas. El mozo memorizó y fue en busca del pedido. Sin que él los viera, los comensales cambiaron sus lugares en la mesa. Cuando el mozo regresó, colocó cada pedido según el lugar donde estaba la persona en un comienzo, pero no retuvo las caras, sino sus posiciones en la mesa.
Además de su enfoque en el Alzheimer, Crivelli brindó valiosas perspectivas sobre la neuroplasticidad y la salud cerebral general. Comparó el cerebro con una planta que necesita ser cuidada y fortalecida: “Si yo hago que esas hojas sean más y más grandes y hago que esas hojas se vayan transformando en ramas, lo hago un cerebro mucho más productivo y más sólido que cuando vienen las tormentas o cuando viene la vejez o viene el otoño, se mantiene en pie”.
Así, la experta mencionó la importancia del ejercicio en la salud del cerebro: “Hay una proteína que se deposita en el hipocampo, que es el área estratégica de la memoria, que si yo hago ejercicio físico durante la adultez, aunque no lo haya hecho durante toda mi vida y empiezo a los 60 años a hacer ejercicio físico tres veces por semana, 150 minutos en total, puedo cambiar la configuración de mi hipocampo“, reveló.
La Dra Crivelli resaltó cómo la combinación de conocimientos sobre la neuroplasticidad y un estilo de vida saludable puede no solo mejorar la calidad de vida en la vejez, sino también reducir significativamente el riesgo de enfermedades como el Alzheimer.
Finalmente, abordó cómo podemos mitigar el declive cognitivo con el envejecimiento: “Empezamos a perder funciones cognitivas, pero también existen los casos excepcionales de memorias increíbles que llamamos superagers“.
La jefa del Servicio de Neuropsicología de Fleni e investigadora del CONICET habló también sobre la importancia de los juegos de mente en la evaluación y estimulación de la capacidad cognitiva. Durante la entrevista en Infobae en Vivo, la especialista explicó cómo estas actividades pueden contribuir al funcionamiento del cerebro y ayudar a desarrollar el pensamiento lateral, la memoria y la inteligencia verbal.
Uno de los ejercicios presentados por Crivelli consistió en un desafío para conectar una serie de puntos con líneas rectas sin levantar el lápiz. Luego que Boufflet, encargada de resolver la incógnita, lo hiciera correctamente, la experta explicó que este tipo de actividad fomenta el pensamiento lateral, es decir, la capacidad de encontrar soluciones fuera de los esquemas habituales. “Generalmente, las personas intentan unir los puntos dentro de los límites establecidos visualmente, pero la clave está en salir del marco predefinido”, detalló la especialista.
Además, Crivelli propuso un ejercicio de lenguaje en el que los participantes debían formar nuevas palabras combinando sílabas de distintas columnas. Según la experta, este tipo de práctica estimula la fluidez verbal y refuerza la memoria, ya que el lenguaje está directamente relacionado con la inteligencia. “Ejercitar la fluidez verbal, la lectura y el vocabulario impacta en la capacidad cognitiva. De hecho, una de las pruebas más utilizadas para medir inteligencia consiste en definir palabras de dificultad creciente, desde términos simples como ‘cama’ o ‘peine’ hasta conceptos más complejos como ‘ominoso’ o ‘panegírico’”, explicó.