jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº2775
Actualidad Jachallera » Opinión » 7 nov 2018

Somos nacionales

Estamos cerca, a punto de disfrutarnos, de cantar hasta quedarnos sin voz y bailar mientras el sol nos despierta con aires de cultura sobrevolando el valle.


Por:
Marcelo Castro Fonzalida

Estoy escuchando folclore, desde afuera de Jáchal el cuerpo se pone inquieto, como ramas de árboles que bailan con las primeras brisas de la primavera.

Bailan todos en las calles, las sillas de totoras están bien limpias y listas para sentarse a escuchar las guitarras criollas. Suenan y todo es paz. 

Jáchal es pan y barro, es adobe, es frazada y cocho, es pájaro bobo y gorrión, es jarilla y piedra acarreada. Es todo lo que la cultura construyó y que aún es resistencia al olvido.

Ahora es fiesta nacional, alegría que seamos nacionales en un país poco federal. Pero el jachallero está más allá de eso. La jachallereada ya se encargó de buscar distintos destinos y pregonar el mensaje: ser jachallero, norteño y cuyano.

La jachallereada es buena y mala, como pasa siempre en todos los pueblos. Están los vende patria y los amantes del pueblo. Pero así y todo las idiosincrasias persisten. No hay latifundios, ni empoderados en torres de marfil. Aunque algunos tengan la nariz bien fina, en noviembre todos sienten el olor a los pasteles que se fríen bajo los cerros del anfiteatro.

Somos nacionales, somos para todo el mundo. Un desafío que está en el aire y se vuelve una responsabilidad.

Si es por primera vez, ¿por dónde comenzar?: Buenaventura Luna, Vicente Capdevila, Hugo Aguado, Amada Eulogia Cortez, Martina Chapanay, Virgilio Luna, Daniel Rodriguez, Juan Díaz, Cosme Yañez, Juliana Pérez, Doña Calixta, José Casas, Rosier Bravo. ¿Podrán esos nombres? Faltan muchos, demasiados. Es solo el comienzo.

En épocas de posmodernidad y neoliberalismo Jáchal seduce con otras cosmovisiones. Inspira a poner en valor las costumbres de los pueblos. ¿Seremos capaces de sostenerlos entre todos?

No es solo un mes. Es una vida completa para dedicar. El pueblo también se pone a la par de los nuevos tiempos. Así debe ser.

Ahora somos nacionales. Hagan lo que tienen que hacer, sin farándulas ni glamour. Nosotros cuidaremos aquella semilla para que germine verde y llena de colores de cultura.

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