La triste noticia del fallecimiento impactó en todos los rincones de San Juan. Pérez no fue cualquier pintor, Pérez fue el que les dio vida a figuras pequeñas y las puso en un plano universal del arte nacional. Sus oleos, sus colores, sus tendencias; sus manos.

Este artista fue embajador de San Juan, de aquellos que sin hablar hicieron de San Juan un mejor lugar para vivir y señor. Tal es así que la muerte lo encontró en esta provincia y no otra. A pesar de que recorrió el mundo con su obra, que pintó el universo del mar y que trató de salvarnos con su Arca de Noé, Pérez sedujo al destino de las artes bellas.

Las manos de don Pérez, del profesor Pérez están en sus cuadros, en sus quehaceres de artista, en sus Pocitos de luz, en sus retinas eternas, en la melodía de su voz, en su larga cabellera, en su Bailongo, en su realismo mágico. En su espátula gastada y llena de historias.

“Si no pinto me pierdo” dijo Mario, pues jamás descansó. Nunca partirá de este cosmos, porque él es el cosmos.

La peatonal capitalina de San Juan debería pasar a llamarse Mario Perez. Así todos los sanjuaninos que caminen por ahí se llenen de color como lo hizo él  durante tantos años. Que nos pinte el alma mirándonos desde arriba como siempre.

Dice Cortázar en Rayuela que hay que “cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar”. Es difícil sabiendo que Mario Pérez no estará en San Juan. Pero sus trenes nos harán viajar.

Gracias maestro. Gracias obrero del arte. Vamos a extrañar sus manos en el arco iris.   

Obras: Extraídas de la página de: mariosegundoperez.com

Portada: Bañistas - Óleo sobre tela 180x150 cm Año 2014

En nota: Sandía - Óleo sobre tela 70x90 cm Año 2006// Adiós óleo sobre tela 46x36 cm Año 2009