Cuando el trayecto es corto y lo tenemos que hacer a pie, podemos recorrerlo sin detenernos.

Pero si la distancia es prologada hace falta realizar una o varias paradas. Pienso en las peregrinaciones que llevan más de 50 km, como la de Buenos Aires a Luján, o las de varias jornadas, como “el camino de Santiago” en España.

La experiencia de quienes han sido peregrinos es muy importante. Ellos lo saben: no hay que forzar la marcha, ni tampoco detenerse a cada rato y sin necesidad. Además, hay tramos que nadie debe hacerlos en soledad. Contar con los hermanos es fundamental para no poner en riesgo la vida.

Es una imagen muy hermosa acerca de la vida misma, como camino hacia la Casa del Padre.

Todos los meses el Papa pide que recemos por una intención en particular, y para motivarnos graba un video. Para el oración del mes de julio nos pide rezar por los sacerdotes, especialmente los que sienten la fatiga y el cansancio por el ejercicio del ministerio.

Ante la amenaza del agobio, el desaliento ante las cosas que no salen como uno las ha planeado, incluso las calumnias o contradicciones de la propia vida, y hasta el propio pecado, corremos el riesgo que nos entristezcan y hagan perder el entusiasmo.

Hace falta detenerse para reparar fuerzas y alentarnos mutuamente en la confianza para retomar el camino.

¡Qué importante son las buenas compañías! Especialmente en esos momentos de cierta oscuridad. En el camino de la vida encontramos de todo, y no siempre con perfiles positivos.

Quienes alguna vez hemos andado por senderos desconocidos sabemos cuán importante es contar con amigos que estén codo a codo, no como aquellos “guías ciegos” que señala Jesús. (Mt. 15, 14)

San Pablo nos comparte de su preocupación por todas las Iglesias. “¿Quién es débil sin que yo me sienta débil? ¿Quién está a punto de caer, sin que yo me sienta como sobre ascuas?” (2 Cor 11, 29) Me hace acordar de las veces en que acompañamos en silencio el sufrimiento y el desconsuelo de los hermanos. Llevamos a la presencia del Señor las angustias y dolores, las alegrías y esperanzas de todos, queriendo agrandar un corazón frágil y pequeño. 

Por eso es tan importante hacer un alto y volver a mirar la vida serenamente desde la perspectiva de la fe. Con los sacerdotes de la Diócesis haremos de lunes a viernes unos días de Retiro Espiritual. Será un tiempo de descanso en el Corazón de Jesús para renovar nuestro amor y el deseo de servirle en los hermanos.

Necesitamos dedicar un tiempo para que la Palabra de Jesús vuelva a resonar en el interior y nos ilumine. El servicio a los pobres y enfermos, la escucha y cercanía al pueblo no son actos voluntaristas, sino consecuencia del amor a Jesús y a su pueblo.

Acompañanos con tu oración. La necesitamos.

Todavía guardo en mi memoria las fotos de la misa en la Basílica de Luján del domingo pasado. Una expresión que insiste: “Vale toda Vida”.

Sigamos rezando por esta etapa legislativa, para que la Cámara Alta tome conciencia de los daños irreparables de este proyecto que analizan.

El 16 de julio es el día de la Virgen del Carmen. A ella confiamos el camino en la fe.