Hemos gastado tintas escribiendo sobre cultura en este espacio. Esta columna pretende ser un poco de todo. A veces enfada, gusta, despierta críticas y hasta insta al debate. De eso se trata. Para eso escribimos de alguna manera.

Esta vez, sin mundial que mirar como competidores, las pasiones debemos enfocarlas para otro lado. Que mejor hacerlas hacía la cultura. Sí, una vez más sobre cultura. Disculpen, pero no me canso de hacerlo. Es que como afirmamos en la columna pasada, conmemorando los 267 años de la fundación de Jáchal, y el pilar fundamental de nuestro pueblo debe ser la cultura.

Esta vez se me ocurre pensar en los que hacen la cultura jachallera. Son muchas y muchos. De distintos ámbitos. En las disciplinas más diversas hay hombres, jóvenes, mujeres y jovencitas que están siendo o fueron participes más que importantes para dejar huellas imborrables en el acervo cultural de nuestro pueblo.

Dentro de la cultura jachallera hay artesanos y artesanas, cantores populares. Hay también pintores y músicos eximios. Hay escritores y escritoras. Intelectuales que nos ayudan a pensar, poetas y poetisas. Hay guionistas, productores y hacedores cinematográficos. Hay periodistas, locutores y locutoras que nos ayudan a entender parte de la realidad que se gesta desde los medios de comunicación. Hay muchos más. Hay cultura en mujeres y hombres que caminan a diario las calles de Jáchal. Los jachalleros necesarios están más presentes que nunca.

Sin consultar con sus familiares, espero estén de acuerdo, podemos hacer la “Distinción Don Buena”.

La Distinción Don Buena a la mujer y hombre destacado del año. Ya sea por su trayectoria. Por su trabajo incansable en un ámbito. Por su aporte al pueblo desde el lugar que esté en el mundo. Que sea cada año. Que los propios jachalleros nominen y voten a sus vecinos. Dos distinciones Don Buena al año. En una entrega con bombos y platillos en la plaza principal del pueblo,  así se festeja el quehacer de esos distinguidos. Que sea el premio máximo que se pueda entregar. Por ende que conlleve una exquisita síntesis de lo que forjó ese hombre y mujer para ser merecedor de tanto prestigio.

Entiendo que no hay nada así en Jáchal. No de manera estatal ni privada. Que lo tomen las autoridades culturales del pueblo o algún centro cultural. Que se le dé entidad si es que les parece una idea apropiada. Es verdad que a veces no hace falta que aquellos que enaltecen a Jáchal anden con un birrete luminoso en su cabeza paseándose como el que hizo algo. Pero es bueno tener humanos reconocidos por hacer buenas humanidades.

Tengo una inmensa certeza que usted querido lector y lectora conoce infinidades de jachalleros que podrían ser merecedores de este premio. Pues con responsabilidad y criterio deberían merecer este mimo de toda una ciudad a esos seres que crean y construyen.

Párrafo aparte merece alguna explicación de que esta distinción lleve el nombre Don Buena.

Buenaventura Luna fue nuestro máximo poeta-escritor-político-poeta y pensador jachallero. Con su nombre y en persona nos abrió muchas puertas en el mundo. Él pensó el folclore y aportó a que muchos artistas se inspiren para hacer cultura. Buenaventura es molino, harina, trabajo y trilla colectiva. Es cueca, zambas y poesías. Es el Tata Viejo y enseñanzas para una provincia ligada al unitarismo sarmientino. Es una distinción en sí mismo. Parece justo que un reconocimiento que se puede crear para reconocer a jachalleros y jachalleras lleve su nombre. Distinción Don Buena para los jachalleros que trabajan dentro y fuera de la patria chica.

El fin de semana de la víspera del día de Jáchal, miembros de la Red Nacional de Residentes Jachalleros, entregaron en San Juan una distinción a Darío Bence. El reconocimiento que le hicieron se llamó Don Buena. Por ahí se comienza. Bence no es jachallero, pero vaya que aportó a nuestro pueblo.

¿Quién más podría ser reconocido/a con la Distinción Don Buena? Para pensarlo. Para descartarlo. Como deseen. Esto simplemente tiene un solo fin: honrar a nuestros jachalleros y jachalleras.